lunes, marzo 31, 2008

MAÑANA ES ABRIL

.............................................Para Mig
..........................................
Mañana es abril
ella cuenta entre balcones
un amanecer sin sombras
que le marque el calendario

Y es abril en pocas horas
con la calma de las grandes decisiones
pone en la letra
lluvia de desamparo
porque un adiós dejó varado
el corazón en una esquina
y un tango vitrolero
baila el último paso

Y mañana es abril
donde nace la brisa de su nombre
y augura poesía la lavanda.

Elisabet Cincotta

derechos de autor reservados

viernes, marzo 21, 2008

RECUPERA

quebró el amor una noche
hirió el fuego que el deseo urgía
la presencia inventó rutinas
pasivo gesto
lecho frío
usurpó el amanecer
se volvió silencio

más allá sin espinas
en amante contrato
recupera la pasión


Elisabet Cincotta
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS

lunes, marzo 03, 2008

DE LAS SEGUNDAS PARTES


Cuando Rita la invitó a la milonga dudó, hacía tanto que no bailaba, amurada a un recuerdo las canas le habían poblado su tristeza. Los años de un amor vencido, el plazo fijo había expirado aunque se encontrara varada en esa esquina.

Tanto insistió su amiga que ya sin opción del no, y a pesar de sentirse desanimada, aceptó. Claro corrió a la peluquería donde los grises se transformaron en castaños, sus uñas volvieron al carmín de antaño.
La pollera negra y la blusa blanca, se miró en el espejo, faltaba algo, buscó en el cajón de los recuerdos el pañuelo negro con hebras plateadas, lo ató alrededor del cuello, había sido su cábala en otros tiempos.
En la casa anunció que salía con Rita, ante el expire no había porque mentir.
Le sudaban las manos cuando llegó a la casa de la amiga. Allí su vara mágica hizo cambios increíbles en el maquillaje.
Y así, una hora más tarde entraron a la milonga, ella avergonzada... a su edad estar en ese lugar... y por otra parte emocionada como veinte años atrás.
Arrancó la orquesta. Ya no sabía de orquestas, quiénes serían estos jóvenes que movían los pies en cada acorde.
Observó todo, cuántos turistas, -es que vienen para que el Maestro les enseñe, toman tres clases y salen bailando tango- le comentó su compañera.
-Y ella para qué fue, ella sabía bailar, había lustrado tanto piso, claro ya no lo hacía, pero sabía bailar- se dijo para sí.
De pronto se hizo silencio, en el pequeño escenario apareció el Maestro entre aplausos y presentación.
-No era posible, no era posible- se repetía... veinte años, volvieron en ese instante.
El viejo salón, la lejanía, las sábanas púrpuras flotando una noche entre amor y deseo, la despedida . Sabía que estaba colorada, le ardían las mejillas.
Desde su altura él la vio, bajó del escenario y casi en un susurro de años le dijo-¿Bailamos?
No pudo negarse.
Dicen que las segundas partes nunca fueron buenas, pero esa noche ella decidió apostar a otra noche inolvidable.

Elisabet Cincotta
derechos de autor reservados