sábado, noviembre 27, 2010

S/T


I



"y mis manos aún
guardan tu partida."
Liliana Varela



Y mis manos están tiesas
cerrados puños enfilan el adiós

fue azar entrar por tus hendijas
en la desolación del paisaje

arrimar noches garúa
al intento de armar
un amor muralla
que nos permitiera
llorar otras partidas

pero ni vos ni yo
ni quién logra enraizar
afectos desde el socorro
de un milagro mal parido

y mis manos se fueron
de tus manos

afilar la ida
deslizar la noche

entre los dedos
aún guardo tus dedos
en señal de despedida

©Elisabet Cincotta

miércoles, agosto 18, 2010

EPÍSTOLA II



"desierto inerme que sólo busca una tumba como el errante."

Liliana Varela




Tierra de tiempos, 3 de enero de 2010



Y eras el errante ¿en busca de qué? Sí, quizás la lápida que te nombre, por eso la vida-orgía, el derrame de placeres, el juego, la mentira del amor.

Recibí tu carta, no me perdonás haberme alejado. Claro, tu orgullo herido hace que retengas los tiempos de amalgamas. Nunca te contesté. Hoy decido escribirte desde este Buenos Aires gris y húmedo... tan frío. Pego la nariz a la ventana, mi aliento la empaña, escribo tu nombre y te digo adiós, mientras el Obelisco me devuelve un mundo malabarista que se despliega, en cada semáforo, pidiendo una moneda por la payasada que la vida les ofrece, ellos: los hombre-calle, los niños-lluvia.

¿Te vas?- me preguntaste en tu mal habido castellano y tu insuficiente amor... el mío también. No nos retuvimos, no nos seguimos, fuimos nombres en memoria.

Vuelvo a la hoja-vidrio, redondeo el adiós con trazo firme y redondilla.

Ves- te digo- allí viene él con su boina anárquica, su jean desgastado, la lluvia lo moja. Él es feliz resguardando su libro de Juarroz, leerá poesía, cebará unos mates lavados, y desde algún oculto abrazo me coronará con un jazmín, robado quién sabe dónde. Luego haremos el amor con ritmo de gota, con pausa de escampe y ruido de trueno.

Desde esta tierra de tiempos te abrazo por última vez, soplo tu nombre hacia el reflejo que la calle enciende con la lluvia. Mañana saldrá el sol y ya no existirán ni nombre ni reflejo. El amor hará perder algún vestigio de recuerdo en la memoria del olvido.

Mi desierto ha florecido.

................Yo, la que bendice al amor



©Elisabet Cincotta

domingo, enero 31, 2010

EPÍSTOLA I



....................Y después de la lluvia...tal vez asome un nuevo color.
...............................................................Liliana Varela



......................Tierra de tiempos, 2 de enero de 2010


Fue un tiempo y una tierra donde anclamos la memoria entre luciérnagas de besos y roces lujuriosos. Allí fuimos esperanza para poder seguir marchando en senderos diferentes, pautas sin voz marcaron cada encuentro. ¿Los recuerdas?
En ese tiempo la tierra era de nadie, entonces la tomamos, la llamamos nuestra y alborozamos las cándidas estelas que la ciudad nos regalaba, el cuarto, la luz vedada y el camino por tu cuerpo-mi cuerpo.
No teníamos permitido el amor etéreo, sólo aquel que martirizara el goce con los reflectores de los dedos recorriendo zonas subyacentes de deseo.
Y después la lluvia y otro color asomó junto a ella, y te amé, glorioso amor, te amé.
Entonces me fui, no debía amarte. Nunca lo comprendiste, ahora, seguro que tampoco, porque para comprenderlo hace falta sentir al amor inundando los sentidos y más allá, el recuerdo.
Hoy te sueño entre espumas solitarias, incomprensible ¿no?
En la tierra de los tiempos se puede amar y besar la imagen sin sombra, se puede decir un nombre, gritarlo, arrancarlo de la garganta y sucumbir íntegro... pero tú no lo sabes, no puedes... la razón es muy sencilla: no has amado.
En esta tierra, cuando llueve, la algarabía trae nostalgia, palabra y la silueta de quien se ama, esta tierra es mi cuerpo que conoce el amor y por eso es feliz desde el tiempo hasta los tiempos, siempre...

......................................Yo, la que se bendice


©Elisabet Cincotta