
La hora de la siesta -sol abrigo del invierno-
Un ombú vetusto entre sus pasos -pollera tubo, tacos altos-
Un rubor en sus mejillas -sin maquillaje-
Bordea el cerco de campanitas -más allá una mirada la espera-
Guardó las muñecas de su lecho.
Ya está cerca -una boca que sonríe- ... el primer beso la encuentra.
Elisabet Cincotta
11/02/2007
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