CAMPANITAS
Cerco de campanitas, veredita rota,
adoquines puntiagudos y filosos
que hacían doler tu paso,
árboles añejos, lechosos
con sombra cansada y vetusta
que guiaban tu andar
en esas tardecitas de verano,
cuando con tu boquita pintada
ibas en busca de tu amor.
Corazón latiente, recogías un jazmín
robado del jardín de la casa abandonada
para seguir oliendo su fragancia
por la calle empedrada
dejando en tu camino
ese inconfundible perfume de mujer,
de mujer enamorada.Elisabet Cincottaderechos de autor reservados
1 comentario:
Elisabet: el recorrido de flores que cubre tu poesía, invita al recuerdo...
Un beso, Mirta Urdiroz
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