Cuando ella editó su libro, cumplió la promesa.
Esa tarde llevaba como tesoro un ejemplar, envuelto primorosamente, había revisado cada detalle, la dedicatoria, el papel, la dirección y el nombre. Todo estaba perfecto.
Entró con una sonrisa al correo, saludó alegremente y le dio, con sus ojos brillantes, el paquete a la empleada. Pagó y salió. Recorrió la vereda, mientras su imaginación paseaba por la rayuela.
Era diciembre, Navidad se acercaba. Su amiga aún no recibía el libro, habían pasado quince días ya. Se llamaban, esperaban y nada.
Así llegó Nochebuena, y Navidad.
Esa mañana Cecilia se despertó y fue corriendo a la cocina donde los padres habían armado, con una rama de tuya, un arbolito para la ocasión. Sus hermanos habían hecho los adornos con papeles de colores. Nueve hermosas figuras colgaban de las ramitas, y arriba de todo la estrella que había hecho Cecilia.
Ella sabía que sus padres no podían regalarles nada, igual siempre había guardado la ilusión... un día Papá Noel se acordaría de ellos...
Un grito y mucha risa despertó al resto de la familia, corrieron asustados a la cocina, allí estaba Cecilia con lágrimas en los ojos abrazando el regalo que al fin Papá Noel había dejado... La tortuga Alicia.
Las dos amigas saben que este cuento puede ser realidad y como nunca llegó el libro, alguna Cecilia posiblemente lo esté leyendo.
Elisabet Cincotta
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS
6 comentarios:
Sencillamente ...¡Maravilloso!...Eli no sé ni qué decirte más, he leído, y hasta llorado al saber lo irreal de la realidad.
Que llegue algún día, La Tortuga Alicia, que bien merece ser leído por todas las Cecilias del mundo.
Besos,
Migdalia
gracias Eli, gracias Mig, abrazos; tierna tu historia mi amiga, a continuar, Juli
Bravoooooo elisa!! todo un símbolo de amistad este relato.
beso a ambas amigas :))
lili
lo valioso del relato
es el juego del no tiempo
y entre líneas las pobreza ,las pérdidas,los cortes de la ilusión y el renacimiento
en muchos lugares se acostumbra a dejar un libro sobre un banco en días especiales como lazo de cadena entre la humanidad,la lectura y el dar...en el libro solo se pone un mensajito que luego de ser leído vuelva a ofrendarse dejándolo olvidado en otro lugar...esto me lo recodó tu relato,ojalá ese libro pase de niña en niña con todos los nombres que tengan...
cariños
Te guardo un gran cariño...siempre es grato pasar por aquí a leerte.
Erika
Llegó, llegò, ahora irè a la Plaza de Mayo y jugaré a la ronda, con pañuelos multicolores. Besos, Julia
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